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Sonia Chirú

Vuelta a la tierrita

22 Octobre 2014 , Rédigé par Sonia Chirú - mirando-hacia-panama.over-blog.com Publié dans #Panamá

Vuelo AF0474. El avión venía lleno de familias con niños de todas las edades. Vacaciones escolares en Francia. Un grupo de un comité de una empresa francesa en un viaje organizado. Llegaban el lunes para irse el domingo que viene. Una semana. Tenemos que ser los mejores para que les queden ganas de volver, pensé. Y me dio miedo. Sé que tenemos mucho que aprender. El año pasado, esas mismas personas, cerca de mí, habían estado en Cuba y República Dominicana. Tomaron el transporte público, se mezclaron con la gente. Encantados. Vienen muy ilusionados con Panamá. Esperan poder vivir esa experiencia en familia, que los chicos aprendan a mir ar el mundo con ojos de igualdad. No mirando desde arriba con superioridad. Destino Playa Blanca. ¿Es posible tomar un bus para ir a otros sitios? ¿Qué sitios se pueden visitar cerca? No venimos de tan lejos por la playa. Playas hermosas hay en todas partes, más cerca, más barato. Y yo improvisando algunos consejos y destinos interesantes desde Playa Blanca. Sentí no tener a mano mi mapa de Panamá.

Diez horas de vuelo, sin dormir. Cuando llegamos a Tocumen, nuestro horario interno nos indica casi la una de la madrugada. Extrañamente, los chicos, aún los más pequeños se portan bien. Todo el viaje fue así. No daba la impresión de tener tanto chiquillo en el avión. Los viajes forman a la juventud, dicen los franceses.

Primera experiencia panameña: pasar la aduana a esa hora. El agente que controlaba malets y declaraciones, al mismo tiempo miraba su celular. Luego, el control de migración. Ni siquiera podíamos convencernos de que era temprano. El cielo encapotado se había llevado la poca luz que podía quedar de la tarde. Enseguida oscureció. Fila larga. Muy larga. Yo les había advertido a mis vecinos que ese transe podía ser largo. Muy largo. Una tortura. No. Esto último no lo dije así. La lentitud de este trámite administrativo me ha causado profundo desagrado en cada una de mis entradas anteriores. En los cinco años pasados era como que si en lugar de progresar en eficiencia, los funcionarios tuvieran algún placer en hacer esperar a esos viajeros cansados de un largo viaje.

La agradable sorpresa fue ver a varios funcionarios venir a buscar poco a poco a las familias con niños, empezando con los más pequeños. Los hicieron pasar por otros pasillos para agilizar los trámites de migración. Parecía algo improvisado en el momento pero que alivió la espera de muchos. Buen punto para los servicios de Migración. No vi si les tomaron huellas dactilares a todos como la última vez que vine con una de mis cuñadas.

Esperando maletas. Un carrusel estaba funcionando. El letrero luminoso indicaba Bogotá. Voy dando vueltas por el espacio, inspeccionando cada carrusel y nada indica París. "No señora, no le haga caso al letrero. Esas maletas son del vuelo de Paris", Las maletas de Paris, llegaron en el carrusel de Bogotá.

Vuelta a la tierrita

En Tocumen PTY, aún no saben que en todas partes del mundo, las carretillas para las maletas se ofrecen como un servicio gratis del aeropuerto. Incluído en el servicio. Aquí no. Las carretillas están encadenadas y con candado y un hombre, no se sabe a Santo de qué, entrega parsimoniosamente la carretilla a quien se la solicite, a cambio de una suma de dinero que la única vez que le pregunté me pareció escandalosa. Esta vez ni me acerqué pero observé cómo varios de esos turistas se acercaban con la intención de coger la carretilla e inmediatamente se alejaban al entender que debían pagar por su uso. Seguimos con esa práctica tercermundista. Aún nos queda algo que aprender si queremos ser destino turístico. Esto es parte de la acogida al viajero.

Dejé el aeropuerto con mi hermano que ya empezaba a preocuparse de no verme salir, tanto fue la demora. Los familiares que esperaban fuera vieron que el vuelo se anunciaba a las 17:46 pero nunca se anunció el consabido "landed". Detalles, detalles...

Calorcito panameño, anochecer cargado de humedad y la alegría de respirar casi pura agua en forma de vapor. Sauna gratis. Calles, luces, oscuridad, tráfico denso, aún a esa hora. Más de las siete de la noche. Así es mi tierra. Seguí pensando en las familias de turistas franceses y sentí, por timidez, no haberles dado mis señas, por si cualquier cosa. Una se siente responsable. ¡Ojalá les sea una linda experiencia, Panamá!

Vuelta a la tierrita
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