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Sonia Chirú

Fefa, mujer panameña

9 Juillet 2013 , Rédigé par Sonia Chirú - mirando-hacia-panama.over-blog.com Publié dans #Historia, #mujer, #Panamá

Hoy me acordé de Fefa o más bien, hoy he sentido la necesidad de recordarla para otros, para aquéllos que nunca la conocieron. Mujer valiente, inteligente, trabajadora, serena, emprendedora. Nunca se quejó de nada y se fue con sus secretos. La risa y el canto fueron su lenguaje predilecto. "¡No suenes las pailas muchacho, que el día que los vecinos no las oigan sonar, van a saber que estamos pasando hambre!" Entonces había que sacar el concolón sabroso, suavecito, con los dedos para que no sonara la paila. Eso nos dejó de herencia. Y el recuerdo del olor a cen con coco en semana Santa. Y a dulce de papaya, de mango, a cocada... Y a frituras de sardina recogidas en la playa en tiempo de aguaje... el sombrerito blanco que sacaba de la cómoda olorosa a alcanfor diciendo "Mañana tempranito nos vamos a mariscá'".

Familia 3558Fefa nació en 1912, el 20 de julio. Si hubiera llegado hasta acá, estaría por sus 101 añitos. Pero no llegó. Hace 15 años, con pretexto de un paro cardiaco, cogió su portante y se largó para el otro barrio, antes de que me contara todo lo que yo hubiera querido que me contara. Antes de decirnos todo lo que no tuvimos tiempo de decirnos. Su mejor amiga Quinti, sigue allí, llegando, con su ceguera, a los 100. Una chiquilla. Otro día hablo de Quinti. La mejor modista que he conocido.

"Yo nací en La Palma del Darién, en un lugar que le llaman El Totumito..."

Plácido, un mulato de Natá, se fue a buscar fortuna por allá por Cana, en el Darién en un año que aún no logro situar. Buscó oro, recolectó tagua, sacó caucho... conoció a Hilaria con quien tuvo 8 hijos, una de las últimas fue Fefa.

Hilaria era indígena o quizás mestiza o quizás no. Francisca siempre habló de una ascendencia italiana. Pero Francisca hubiera sido una gran fabulista si hubiera tenido la posibilidad de escribir sus cuentos como pretendo yo hacerlo ahora. Nunca supe lo que era real o inventado pues hasta a los Zares rusos les hallaba parentesco por la vía de alguno de los numerosos apellidos que manejaba entre la parentela. Sin embargo, entre la fábula siempre aparecía algo de realidad. ¡Cómo siento no haber tomado apuntes a tiempo! De ella heredé quizás, si es que algo se hereda en esta vida, la afición por el relato histórico. Era su pasión. Otro día hablo de Francisca. Hoy le toca a Fefa.

"De allí, del totumito nos sacaron y nos fuimos a Jaqué que es casi el último pueblo de Panamá y después nos llevaron a una parte que le dicen El Guayabo, ya cerca de los límites de Colombia. Del Guayabo nos llevaron a un lugar que le dicen el Puerto Colombia o sea Puerto Ardita donde llegan los barcos... llegaban en ese entonces porque ya todo cambió. A los 4 años de estar allá, escúchame bien, yo tenía 8 años, cuando mi papá murió."

Aquello fue al inicio de la década de los veinte. ¿Qué era Panamá en aquel tiempo? Algo así como una aldea muy dispersa con pobladores que iban de un sitio a otro buscando mejores oportunidades de supervivencia y para alguno que otro, oportunidades de hacer fortuna. El censo poblacional arrojaba algo así como 4 habitantes por Km2. ¿Cómo lo hacían si la gente no paraba de moverse de un sitio a otro? Misterio. Fue una de las preocupaciones de los gobernantes de la época poblar el país, arraigar a los pobladores, seguir colonizando... Parece sobresalir la figura del Dr. Belisario Porras impulsando grandes obras, intentando fortalecer las instituciones, ampliar la oferta educativa pública, crear vías de penetración en el interior... pero poco de esto era para el Darién. La invasión de Pueblo Nuevo de Coto en 1921 y las presiones estadounidenses sobre el gobierno panameño para llevarlo a aceptar el Fallo White, tuvieron poco eco en la niña darienita. No sólo las rutas se estrellaban con el Tapón. Cabe señalar, sin embargo, que la provincia del Darién fue creada como tal en el año 1922 bajo la administración de Belisario Porras.

"Acababa de salir de la escuela y me había ganado una beca por mi buena inteligencia que tenía, pero como no tenía papá, no tenía más que a mi mamá, ella no tenía recursos para mandarme, ¿ve? al lugar donde tenía que ir para seguir la escuela y tú sabes que allá era muy difícil..."

Se pierden las cronologías. De aquellos tiempos inciertos queda poco. Retazos de vida que nadie recuerda ya perdidos en la gaveta del manto del olvido inconscientemente voluntario. La supervivencia y la cordura, a veces dependen de nuestra capacidad de desmemoria.

"Bueno, entonces, ya cuando yo tenía mis quince años, oye, mis quince o dieciséis años... Bueno, en esos lugarcitos tú sabes cómo son las cosas, ¿no?... vino tu abuelo Ramón... me calentó la cabezona ésta que tengo, ¿eh? y entonces, pues, como era tan guapo y tan hermoso... ¿ve? me conquistó. Y ya metí la pata. Bueno, no metí la pata porque meter la pata es a lo escondío... pero yo me salí con él."

En abril de 1929 nació Cata. Fefa aún no tenía 17 años.

"Y entonces después, cuando ya teníamos como tres años, bueno, yo no estaba de acuerdo con varias cosas y dije "vamos a partir cobijas" ¿sabes? "Yo me voy pa' Panamá". Y él entonces pensando que yo me traía a mi muchachita... entonces me dijo que me la iba a quitar para impedirme la venida... Yo le dije, "Bueno, 'tá bien". Yo me vine aquí a Panamá y vi el lugar en el año 1930. Entonces cuando ya vi el lugar, entonces dije: "Bueno, ahora es mi hora" y volví... Estuve rodeando y haciendo la carantoña para que él se olvidara de que yo me quería ir hasta que, confiado de que yo iba a seguir aceptando sus patrañas, entonces me robé a mi hija, porque él me dijo que me la iba a quitar y me embarqué sin que él se diera cuenta."

Ésa era Fefa. Cuando no convenía, cogía sus bártulos y se largaba para otra parte. Así fue siempre. Nunca dijo el por qué, manteniendo la mayor discreción en cuanto a sus motivos de "partir cobijas". Temía que Ramón viniera a buscarla pero él no tuvo tiempo. Un día, por allá, en esos montes darienitas, lo mordió una víbora y como era normal, no sobrevivió.

En aquella capital de los años 30 ¿en qué podía trabajar una joven, sin estudios y con una niña pequeña? El país sufría de la recesión que azotaba al resto del mundo.

"Pasé muuucho trabajo. Me fui con mi niña a la Cruz Roja y ahí me dieron los alimentos para la niña y así yo podía trabajar mientras mi tía Octvila me la cuidaba. Primero trabajé con una italiana más mala que Caín... a los ocho día dije: non, no, no... esto no es lo que yo quiero.  Yo quiero trabaja' mejor. Entonces una amiga que me salió muy buena, por cierto, me consiguió trabajo en otra casa. Ahí estuve trabajando hasta que ya mi niña caminaba. Ahí podía comprarle yo misma su leche, sus alimentos, todo. En esa casa, por ejemplo, había una trastornada nerviosa que peleaba con todas las empleadas pero no se metía conmigo pues las hermanas le caían: “Con Josefa no te vas a meté'". Pero como se peleaba con la cocinera y con todas las demás, me ponía que yo hiciera el trabajo de todas y eso no estaba bueno. Entonces conseguí trabajar con un doctor pero como al año de trabajarle, se murió con un cáncer en el estómago.

Entonces , después me fui a trabajar con otro doctor que quería que yo fuera a trabajarle. Tenía una esposa colombiana, pero esa señora era el diablo... Era de las que salían todas las noches con uno diferente... Así, pues, él se fue a los Estados Unidos porque empezó a dolerle el estómago y no sabía por qué. Había ido a varios médicos en Panamá y no conseguía medicina y se fue a Estados Unidos. Allá, con los rayos X, dice que salió que lo estaban matando con vidrio molido. ¡Ya te das cuenta lo que son las mujeres! Jajajajaja!"

Fefa era bonita, de buen porte y claro, hubo quien se fijara en esa darienita con temperamento y voluntad. Ahí le salió el viudo Pablo al paso con sus nosécuántos hijos. Crió hijos ajenos. Adoptó chiquillos abandonados. Algunos que ni eran de su familia. El de la vecina que murió de parto después de que le marido le diera una paliza. Los de la pariente que dejó 3 huérfanos a un hombre irresponsable... Y los añadidos que, ¡para qué contar! Allí donde comen dos, comen tres. ¡Dios proveerá! Y así era. Con Pablo, en los años 40 puso su primer negocio en la Casa Grande. Y recuerdo que era grande aquella casa... Fue tienda de abarrotes y cantina durante la Guerra y hasta los inicios de los cincuenta. La clientela era gringa, acantonada en Fort Kobee, en ese tiempo. Como muchos negocios que conocieron la bonanza económica de la guerra, al venir la paz, el negocio fue decayendo. Lo que ella había trabajado, Pablo lo había malgastado. Es otro tema. Volvió a trabajar fuera. Y volvió, un día, a coger sus bártulos para su casita de la calle Central.

Pero ¿por qué quise hablar de Fefa, hoy? Ah, sí. Porque me atreví a decir, por ahí, por las "redes", que hoy en Panamá el salario mínimo de los trabajadores no permite ni sobrevivir considerando el costo de la vida. "Al que no le alcance el dinero, que cree su propio negocio"  me replicó una rubia rabiblanca que anda por dichas redes jugando a ser candidata a no sé qué para el 2014. "Muchos empiezan de cero y ahora son millonarios". Bueno, como dicen: entran limpios y salen miillonarios, ¿cómo no? Por eso me acordé de Fefa que fue empresaria, emprendedora, incansable trabajadora y... sin capital, durante toda una vida.

De todo hizo. Los días en que no trabajaba para alguna casa de Kobee, hacía bollos, frituras, tamales... que compraban los vecinos y todo el que la conocía. Sus tamales fueron famosos y durante muchos años el pedido de un gran hotel en Panamá convirtió su cocina en un laboratorio de fabricación de tamales de puerco y de gallina de patio. Toda la familia le metía la mano para sacar los 500 tamales del pedido de Navidad de una vez al año. Siempre pensé que esos tamales no eran vendidos a su justo precio. Ese es el detalle, como para todos los negocios emprendidos por Fefa, ninguno pagaba realmente el trabajo. Eso no quita que desde que Fefa dejó de hacer tamales, ya no ha habido otros como aquéllos. No sé cómo es posible que no muriera millonaria. Qué raro, ¿verdad?

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S
Una historia verdaderamente panameña y muy de nuestro desconocido Darién.<br /> Merci beaucoup, pour ecrit c´est histoire.
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S
Gracias, Serge, por este comentario. Me da gusto y me honra que le haya llamado la atención. :)